Cuidados para un árbol de Navidad natural

El olor tan característico que desprende este árbol y su naturalidad crean un entorno muy especial durante estas fiestas, que difícilmente podrá superar el árbol artificial. Pero ¿cómo podemos cuidar nuestro árbol Navidad natural?

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que sus cuidados empiezan desde el mismo instante en que compramos el árbol. Eso quiere decir que debemos mirar bien el color de sus ramas. Este debe ser verde, sin tonalidades marrones. También es recomendable prestar atención a su olor.

Una vez en casa, es importante que lo reguemos a menudo para que la sequedad que provocan los radiadores y estufas no afecte a sus ramas y provoque la caída precipitada de las agujas. Una buena opción es colocar el abeto en un recipiente con agua. Ello no quiere decir que no se desprendan agujas, pero la cantidad será mucho menor.

Para que la absorción sea perfecta, podemos cortar la base del árbol un par de centímetros. De este modo, la madera de su tronco entrará en contacto con la humedad del abeto y durará más tiempo.

Si queremos conservar el árbol cuando terminen las fiestas, tenemos que comprarlo con raíces y trasplantarlo a una maceta de mayor tamaño. Del mismo modo, debemos que vigilar la humedad de la tierra, sobre todo los meses en los que tengamos encendida la calefacción y durante la calurosa época estival.

A la hora de buscar la mejor ubicación es preferible que optemos por lugares soleados y que estén bien ventilados, que reciban abundante luz natural y aire del exterior. Lo ideal es que lo situemos lejos de radiadores y aparatos de calefacción, y próximo a una ventana o a una puerta que dé acceso a una terraza o jardín. Por supuesto, hay que evitar colocarlo cerca de chimeneas o estufas.

Asimismo es importante que prestemos atención al momento de colgar los adornos y colocar las luces. Es menester que tengamos mucho cuidado para evitar que las ramas se doblen y se partan.

Cuando terminen las fiestas podemos sacar el abeto al exterior y plantarlo en nuestro jardín o terraza. Si no tiene raíces y tenemos que desecharlo, lo recomendable es llevarlo a un punto limpio.