Al imaginar los jardines ingleses y franceses de los siglos XVIII y XI, inevitablemente aparece la imagen de aquellos templetes techados que permitían refugiarse de la lluvia si sorprendía una tormenta inesperada. ¿Y qué queda hoy en día de ellos? El diseño de los gazebos actuales, es decir, unas sencillas estructuras techadas pero abiertas –no disponen de ningún tipo de cerramiento vertical- que se pueden ubicar en cualquier jardín para crear un espacio muy especial.
Tipos de gazebos
Los gazebos son especialmente apropiados en jardines que presenten temperaturas suaves durante todo el año, ya que el hecho de estar descubierto por los laterales permite que se aprovechen las corrientes de aire en los días más calurosos. No obstante también se pueden toldos o cortinajes en los laterales para proteger levemente el espacio interior en los días más frescos.
Los materiales que se emplean en su construcción pueden ser muy variados, en función de los gustos y las necesidades del cliente:
- Aluminio: Se utiliza sobre todo en los gazebos removibles gracias a que, aunque ofrece todas las garantías del resto de materiales, es mucho más ligero y fácil de instalar y retirar. Además, son estructuras sencillas cuyo precio puede reducirse hasta los 40 o 50 euros.
- Madera: Es el material más empleado ya que, dada su durabilidad y resistencia, se adapta a prácticamente todos los climas. También suele ser el más económico en los modelos fijos –sus precios pueden oscilar entre los 200 euros de un diseño sencillo hasta los 1.000 o 2.000 euros de los modelos más elaborados y fabricados con maderas más nobles-.
- Vinilo: Este material termoplástico ofrece todas las garantías, además de presentar una gran facilidad de montaje –no requiere experiencia o útiles especializados-. Aunque su estética no es tan vistosa como en el caso de la madera o el acero, los complementos que permite añadir –toldos, cubierta más o menos personalizada, mobiliario interior, etc.- compensan la sencillez de la estructura.