Mucho se ha evolucionado desde el riego por inundación, utilizado hasta finales del S.XIX, consistente en encauzar el suministro de agua hasta las plantaciones para allí sumergir las raíces de la planta o el uso manual de mangueras. Actualmente estos son los métodos de riego más habituales:
- Por aspersores: tienen un alcance superior a 6 m. Los Hay móviles, emergentes, oscilantes, circulares o sectoriales. Es el sistema de menor coste y válido para cualquier jardín. Pero, supone mayor consumo, menor precisión.
- Con difusores: más pequeños que los aspersores, abarca una superficie de 2 a 5 m. Se usan para espacios más pequeños y son siempre emergentes (salen del suelo cuando se dispara el riego, cuando acaba se esconden).
- Por goteo: aporta agua justo al pie de cada planta. Se presentan integrados en la propia tubería o de botón (que se pincha en la tubería). Ahorra agua, no encharca, pero se obstruye con facilidad especialmente con aguas calizas.
- Riego subterráneo: tuberías bajo tierra (entre 5 y 50 cm dependiendo de la planta y si el terreno es más o menos arenoso). Se pierde menos agua pues no hay contacto con el aire, nacen menos malas hierbas porque la tierra está más seca y el desgaste de la tubería es menor porque no le da el sol. No usar con aguas calizas. Hay que usar herbicidas para que no se agolpen raíces en las tuberías.
- Cintas de exudación: tuberías de material poroso que distribuyen el agua de forma continua, muy útiles en grandes superficies. Requieren tratamientos de mantenimiento.
- Microaspersores: cubre más terreno que los aspersores.
Estos sistemas de riego pueden estar automatizados mediante la incorporación de sencillos programadores.
Foto: Jardineria Suyma