La primavera es la época en que nuestras plantas empiezan otra vez a desarrollarse, produciendo hojas nuevas y flores. Este es un proceso natural, pero para que tenga lugar en las mejores condiciones, debemos proporcionar a nuestras plantas una serie de cuidados.
Lo primero a tener en cuenta cuando vamos a preparar nuestras plantas para la primavera es que su sustrato no esté demasiado húmedo. Muchas veces ha acumulado humedad del invierno, que lo único que consigue es apelmazarlo, así que es bueno dejar pasar un tiempo prudencial hasta que se seque, y entonces sí que podemos empezar con las tareas propias de la temporada:
Empecemos por controlar las posibles plagas que puedan afectar nuestras plantas, ya que el calor favorece su aparición. Debemos vigilar especialmente los pulgones, los ácaros, las cochinillas, las moscas blancas, los gusanos de la tierra, y los caracoles y babosas, capaces de devorar los brotes tiernos.
Las malas hierbas son otra de las cosas que no podemos ignorar al hacer una puesta a punto de nuestro jardín. Hay que arrancarlas, ya que absorben los nutrientes y el agua que corresponden a las plantas, y lo mejor es hacerlo cuando empiezan a brotar, para evitar que echen raíces demasiado profundas. Si a la vez, acolchamos el terreno, conseguiremos dificultar que vuelvan a crecer y, además, nuestra tierra podrá conservar mejor la humedad para cuando vengan épocas de sequía.
Una vez hecho esto, es el momento de que apliquemos fertilizante, que dará fuerzas a las plantas para que puedan crecer. Es bueno que se haga a principios de primavera, para que también se las ayude a recuperarse de los daños del invierno.
Si tenemos plantados macizos en el jardín, es bueno que descompactemos su tierra removiéndola. Así sus raíces podrán moverse mejor, y favoreceremos su desarrollo.
Un buen riego puede ser positivo para nuestras plantas en este momento, sobretodo si venimos de un invierno seco, o no hemos acolchado bien el terreno.
Un último consejo importante, para los trabajos de jardinería expuestos, es que quitemos todas las partes de las plantas que ya se han quedado dañadas: hojas secas, ramas, etc. Igualmente, es necesario hacer una poda 'de limpieza' a los arbustos, para limpiar aquellas partes que se hayan secado y para controlar que crecen con la forma que deseamos.
Foto: Viveros El Arca