Las plantas necesitan agua y luz natural para su crecimiento, pero también necesitan una tierra fértil. Y aquí es donde entran en juego los abonos y fertilizantes, ya que su uso forma parte de los cuidados que requieren las plantas para su completo desarrollo y reproducción.
Cuando buscamos información sobre los abonos y fertilizantes a menudo leemos que la principal diferencia entre ambas sustancias radica en que los primeros mejoran la composición del suelo, mientras que los segundos sirven para nutrir la planta para su correcto crecimiento. Otra distinción que normalmente se hace atañe a la frecuencia de su empleo. De este modo, los abonos se utilizarían una o dos veces para preparar la tierra, y los fertilizantes, de manera habitual.
A pesar de lo anterior, la mayoría de los expertos en agronomía y jardinería coinciden en que no existe tal diferencia, salvo en lo que a su composición se refiere. De hecho, la RAE define abono como «sustancia con que se abona la tierra o las plantas», esto es, sustancia que se añade a la tierra para que «mejore su fertilidad», y fertilizante, como aquel compuesto destinado a «hacer que la tierra sea fértil o más fértil». Como vemos, ambas sustancias buscan, ante todo, la fertilidad del suelo y de la propia planta, por lo que no hay ninguna distinción en cuanto a su funcionalidad, que sería la misma. Entonces, ¿en qué se diferencian los abonos de los fertilizantes?
Como hemos dicho, la única diferencia atañe a su composición, ya que los abonos son sustancias orgánicas y los fertilizantes, químicas. A tenor de ello, abono serían el estiércol y el mantillo que cubre la tierra de muchos frutales. Y, por supuesto, el compost. Pueden ser orgánicos o minerales, y simples (nitrogenados, potásicos o fosfatados) o compuestos (según sean ricos en nitrato, fósforo o potasio). A la hora de adquirirlos podemos encontrarlos granulados, en polvo, perlados e incluso gaseosos.
Por el contrario, los fertilizantes suelen comercializarse en estado líquido y normalmente incluyen microelementos (cobre, manganeso, zinc…) que mejoran el crecimiento y la reproducción de la planta y que, por tanto, cubren las necesidades nutricionales del suelo y del propio vegetal.
Así pues, a la hora de elegir abono o fertilizante tendremos que tener presente que ambos compuestos sirven para lo mismo, por lo que nuestra elección dependerá de si queremos nutrir el suelo y la planta de manera orgánica o no.