Las camelias son árboles de reducido tamaño que requieren unos cuidados especiales para poder sobrevivir. Necesitan desarrollarse en un clima muy húmedo y suave durante el verano y frío durante el invierno, por lo que se adaptan muy bien tanto al frío clima del norte como a las buenas temperaturas del sur del país. Las camelias requieren un abono que es muy rico en fósforo, magnesio, hierro y potasio, sobretodo en la época de crecimiento. Debes sabe que el agua dura o con exceso de cal le sienta muy mal.
Al ser una planta tan exigente hay veces en las que no suele presentar un aspecto bonito ni adecuado, principalmente porque no se le han dado los cuidados necesarios. Si la camelia pierde los capullos antes de que se abran es probable que se deba a un exceso de riego, así que vigila esa tarea para que no suceda. Durante los tres meses de floración es muy importante que reciban poco agua, para que así sus pedúnculos puedan formarse fuertes y soporten el peso del capullo, que además también puede caerse si no tiene suficiente magnesio.
Lo más conveniente es que la riegues con agua de lluvia o mineral, pero nunca del grifo. Si no tuvieras otra elección, mézclala con un poco de vinagre para que mitigue el efecto que pueda tener el calcio ya que es un elemento muy nocivo para las camelias. Por último, si el sustrato donde se asienta está muy húmedo provocará una caída prematura de las hojas, así que elimina dos terceras partes de sus raíces para evitar que adquiera tanta humedad y añade un nuevo sustrato. Si cuidas correctamente las camelias se convertirán en un arbusto precioso y de lo más llamativo. Puede parecer un poco pesado su mantenimiento, pero merecerá la pena cuando las veas florecer en todo su esplendor y le dará mucha vida a tu jardín.